Día 32 - 40 Días de Oración

Los israelitas solían apilar piedras o levantaban altares para recordar las grandes y poderosas obras de su Dios. Luego, le contaban sus hijos, nietos y comunidad cómo Dios había obrado de manera sobrenatural a su favor. ¿Nosotros también contamos a nuestros hijos acerca de las poderosas obras de Dios en nuestras vidas, en la de nuestras familias, en nuestra iglesia y en nuestra comunidad?

Es importante que animemos e inspiremos a los demás, para que sepan que nuestro Dios desea una relación íntima con ellos y es capaz de hacer y hará cosas grandiosas que jamás imaginaron. Aunque no veamos ni sintamos a Dios obrando, en medio de las luchas y los desafíos de la vida, podemos confiar con el corazón de Dios.

Puede ser que su forma de actuar no sea como la nuestra, pero Él lo hará para nuestro bien. Debemos ayudar a nuestra familia, a la familia de nuestra iglesia y a nuestra comunidad a comprender que el Dios a quien servimos es un Dios intimo que cuida de cada uno de nosotros. Debemos transmitir esto a los demás para que puedan conocer y servir al Dios supremo. Vivamos siempre a la expectativa del poder de Dios.