Día 5 - 40 Días de Oración

MEDITAR LA PALABRA 

SALMO 119:97-104 

A veces no se trata solo de despertar, sino de mantenerse despierto en la verdad y la bondad de Dios. El salmista en el Salmo 119 tenía el hábito de deleitarse en la bondad y la verdad de Dios. Observemos las exclamaciones del salmista: “¡Oh cómo amo tu ley!” y “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!”. Amaba la ley de Dios y consideraba las palabras de Dios más dulces que la miel. Me deleitaba al reflexionar sobre ellas.

El salmista encontraba gozo en la verdad de Dios y estaba agradecido porque lo hacía más sabio que sus enemigos, más astuto que sus maestros y más entendido que los ancianos. Había sido alimentado y nutrido constantemente con los mandamientos de Dios, de modo que estos siempre estaban con él. En lugar de estar somnoliento, vivía una vida alerta y llena de energía, y odiaba todo camino malo.

Nuestro objetivo al caminar con Dios no es simplemente leer la Biblia. No vemos la lectura de la Palabra de Dios como una tarea más en nuestra lista para ser buenos discípulos. Nos deleitamos en la Palabra de Dios porque nos ayuda a conocer a Dios y reflejar su bondad. Nos deleitamos en ella porque hemos descubierto su dulzura. Como dijo Jesús: “Las palabras que les he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63). Despertar y mantenernos despiertos solo es posible si la verdad de Dios cautiva nuestra mente y nuestro corazón. 

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