Día 27 - 40 Días de Oración

ADORAR COMO UN SACRIFICIO

HEBREOS 13:15

Es común que, al escuchar la palabra sacrificio, inmediatamente pensemos en sufrimiento. Claro está, existen numerosos casos en los que esto es verdad: los sacrificios en el Antiguo Testamento, bajo el pacto antiguo, eran ofrendas presentadas al Señor para expiar los pecados (ofrenda por la culpa, ofrenda por el pecado, holocausto, ofrenda de paz, ofrenda de grano) y constituían actos de adoración.

Antes de que Jesús, en un acto de humildad y nobleza, pagará el precio por nuestros pecados, esos sacrificios eran indispensables para restablecer a la humanidad y reparar la relación entre Dios y su pueblo.

Gracias a Jesús, ya no necesitamos ofrecer sacrificios de la misma manera, pero sí necesitamos acercarnos continuamente a Él. Al igual que las ofrendas del Antiguo Testamento, necesitamos renovar nuestra relación con el Señor, adorándolo mediante nuestras acciones, alabanza y adoración.

El sacrificio tiene una gran importancia, ya que nos aleja de nosotros mismos y nos recuerda nuestra identidad en Cristo. Nuestros sacrificios carecen de valor sin el sacrificio profundo de Jesús. Por lo tanto, todo lo que hacemos y ofrecemos debe ser motivado por la fe y en honor al Señor.

Permanecer en constante ofrecimiento de sacrificio de alabanza a Dios implica no solo adorarlo, sino también sacrificarnos al entregarnos por completo a Él. El sacrificio y la alabanza están estrechamente relacionados. La alabanza sin sacrificio carece de significado, no nos cuesta nada. Adorar con sacrificio implica despojarnos de nuestros propios intereses para acercarnos a Él, ofreciendo todo lo que tenemos.

No Comments


Recent

Archive

Categories

Tags