Día 7 - 40 Días de Oración

Si reflexionamos en el Salmo 23, encontramos una invitación a confiar en el cuidado amoroso de nuestro Dios: “El Señor es mi pastor, nada me falta” (Salmo 23:1). Este versículo nos recuerda que, en cada etapa de la vida, nuestro Pastor Celestial provee todo lo que necesitamos, y podemos descansar tranquilos sabiendo que no nos falta lo esencial.

“En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas tranquilas me conduce” (Salmo 23:2). Nuestro Dios nos lleva a lugares de paz y restauración. Él comprende nuestra alma cansada y nos guía hacia Su presencia para proveernos del alimento y la revitalización que necesitamos.

“Él restaura mi alma; me guía por sendas de justicia por amor de Su nombre” (Salmo 23:3). Podemos descansar sabiendo que nuestro amoroso Padre nos guía por caminos que se alinean con Su voluntad y traen honor y gloria a Su nombre”.

“Aunque camine por el valle de sombra de muerte, no temeré ningún mal, porque Tú estás conmigo” (Salmo 23:4). Cuando nos enfrentamos a la oscuridad que amenaza nuestro camino, podemos descansar confiados en la constante presencia de nuestro Dios. Su presencia inquebrantable nos infunde valor para superar los desafíos de la vida.

“Ciertamente me seguirán la bondad y la misericordia... y habitaré en la casa del Señor para siempre” (Salmo 23:6). Podemos aferrarnos a la promesa de la bondad y el amor inagotable de Dios que nos acompañan a lo largo de nuestra vida, y finalmente encontraremos nuestra morada eterna en Su presencia, donde experimentamos un descanso y una paz perfectos.