Día 17 - 40 Días de Oración

¿Alguna vez has sido el último en ser elegido? Se están eligiendo los equipos, y una a una las personas que están a tu lado van pasando a sus respectivos lados. Con cada selección que pasa, sientes un nudo en el estómago. ¿Seré elegido alguna vez? Por otro lado, ¿alguna vez has tenido el privilegio de ser el primero elegido? Cuando escuchas pronunciar tu nombre antes que todos los demás, se te hincha el pecho de emoción por el honor que estás recibiendo.

Israel fue el pueblo elegido por Dios. De todas las naciones de la tierra, Dios dijo: “Tú eres el que voy a usar para estar de mi lado y revelar al mundo quién soy y mis propósitos.” ¡Qué honor! ¡Qué privilegio! Si avanzamos hasta el Nuevo Testamento, en Jesucristo descubrimos que nosotros, como Iglesia, nos convertimos en el pueblo elegido por Dios. Ahora somos el pueblo consagrado que Dios ha elegido para revelar quién es Él al mundo.

La singularidad de ser elegido por Dios como parte de Su nación santa radica en que somos diseñados no para aferrarnos a nuestra posición como escogidos de Dios con orgullo por nuestro propio estatus, sino para servir y bendecir a cada otra persona y pueblo en la tierra. Al igual que Israel, hemos sido bendecidos para ser una fuente de bendición. Ser parte de su nación santa implica la responsabilidad de bendecir a los demás y servir con amor abnegado.