Día 22 - 40 Días de Oración

ADORANDO CON ANHELO

SALMO 63:1

¿Has notado cómo, durante las temporadas de sequedad y aridez en el desierto, buscamos a Dios con sed y anhelo? Cuando nuestras fuerzas llegan a su límite, dirigimos nuestra mirada hacia Él. Incluso cuando la desesperación y el vacío nos llevan a levantar nuestros ojos, eso sigue siendo adoración.

Es en el desierto donde encontramos el espacio para reconocer lo que siempre ha sido verdad. Si no es Él, solo hay vacío. Él es el único manantial de agua viva que anhelamos experimentar más profundamente.

Mientras anhelamos a Dios, Él nos recuerda Su soberanía, cómo se ha manifestado en momentos de desesperación y emergencia, en momentos de abundantes bendiciones. En cada momento, nos recuerda que está presente en nuestras vidas.

Y así se nos recuerda la bondad de nuestro Padre. Recordamos cuán amplio, largo y profundo es Su amor por nosotros. Nos recordamos a nosotros mismos que si buscamos primero Su Reino y Su justicia, todas estas cosas serán añadidas. Adoramos a un Dios bueno y fiel.

Por eso le alabamos. Sin importar cómo sea nuestro desierto, con un corazón auténtico y sincero hacia Dios, nos volvemos a la adoración, la alabanza y la oración. Él es nuestro Padre, nuestro Creador. Él conoce nuestro pasado, presente y futuro. ¿Por qué no adorar con reverencia?

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