Día 19 - 40 Días de Oración

SUS OVEJAS

JUAN 10:27

Durante la mayor parte de mi vida, he sido una persona muy segura de sí misma: no me importaba lo que los demás pensaran de mí ni necesitaba la aprobación de nadie en mi vida. Pero un día, mi mundo se vio sacudido por algo que surgió aparentemente de la nada. Mi confianza se vio afectada y me di cuenta de que buscaba la seguridad de las personas cercanas a mí para sentirme bien. Era un terreno desconocido para mí y, como mínimo, me sentía incómoda. Empecé a cuestionar cada decisión que tomaba.

En uno de los muchos momentos que pasé de rodillas ante Jesús, clamó, pidiendo ayuda con la inseguridad que experimentaba, y sentí que Él me decía: “Yo soy tu seguridad. Tu seguridad está en mí”. Me recordó que, por muy cerca y dependientes que nos sintamos de quienes nos rodean, la realidad es que lo único que necesitamos es a Jesús. A lo largo de las Escrituras, vemos a Jesús llamando a una persona tras otra a dejar de depender de todas las cosas terrenales que tienen: su trabajo, su familia, su título, su dinero, y a seguirle simplemente a Él.

Cuando me levanté de mis rodillas ese día, sentí una fuerza y una paz, una seguridad, que sabía que sólo podía venir de Él. Y aunque muchas veces he tenido que volver a esa palabra y recordarme a mí misma que mi seguridad está en Dios, estoy agradecida de que Él esté fielmente allí, listo para hablarme una y otra vez.

Escucha Su voz. Él te conoce. Síguele.

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